Bienvenidos a Bordo
Ante el vacío nosotros tomamos los riesgos, padecemos implacable el placer para sufrir o reír, con suerte ambas. Somos quienes pretenden el peligro domar y la belleza emancipar del devenir. Aquí estamos, somos los amantes y hacemos el amor posible.
íntimos somos
Prefiero tardar, a no mentir, porque cuando los mire, no cabrá duda que los míos serán vistos.
Hace falta darme una ojeada a distancia para deducir que cambio besos por paletas de caramelo. Y tenerme cerca para demostrar lo contrario.
Iba sin expectativas: animada y libre, dejando ver las flores.
En equilibrio a través de las estaciones, ideando dónde descansar el día: con las piernas al aire...
...y ahora que él extiende la mano, y me toma del tobillo halándome hacia sí, encontré donde descansar.
Tardé en mirarlo de frente y a los ojos, porque me aventuré a entender a través de su tacto: delicado al principio -como enmascarando ruinas de sí mismo- raudo y sin escrúpulos después -como desenmascarándose arruinado-
Hay algo mío en esos espasmos: algo que me lleva al horror de ser olvidada y me acerca a sus memorias más preciosas.
Íntimos, eso somos.
A-mar
Silencio Radial.
Ella no se conoce bien, pero el silencio no anida en su alma, donde la compleja telaraña une los astros y como las mareas, las distancias se dilatan. Y en esa frustración empuña el ábaco de ónix para maquinar los nuevos métodos de atardecer y en el enigma absoluto del abismo contemplar su retrato. Invencible, escucha ahora en silencio sus misterios.
Tranquila, ella lava sus pies en las profundas aguas de la noche y contra la corriente una mano la alcanza. Cálida presencia para escuchar el universo en silencio radial.
"En un mundo de ruido es preciso detenerse a escuchar. El silencio radial es una idea que supura en las mentes curiosas, la sencillez de la acción para alcanzar lo mejor, la belleza. Dedicado para Xiomara, por su belleza y disposición siempre de aprender juntos".
De caminatas y balcones.
Y ahí va ese joven. Diplomático y en breve formal. Nunca elegante, pues las normas sociales le han de repugnar y de la austeridad su representación y caudal. Muchas veces callado y con una sonrisa extraña en los días nublados. Sí, muy silencioso, pero no impotente. Su voz explota a la mínima chispa de inconformidad y exagera sin invención ni intención. No es dramático por naturaleza, no lo hace por oficio, es así, tan solo yuxtapuesto. Reacio ante lo rutinario. Un soldado que deshonra a su mundano ejercito. Solitario. Le encanta andar detrás de su sombra, la sigue por las calles de día o de noche. Pasatiempo sin igual el caminar sin rumbo, entre otros caminantes atolondrados y presurosos. Ese joven que aun puede suspirar, increíblemente. Y observa alrededor. A los que se quejan de la misma lluvia, pero a la vez se quejan del sol. Y esos mismos se quejan del frió y después del calor. Observa el mundo incoherente, contradictorio y soso. Y aquellos que sufren por tener y querer más y los que creen no tener y no ven lo que hay (o no querer ver). La intensa ceguera de la inconsciencia y el abuso del ego. Lloran por la perdida, pierden lo que no tienen y ruegan por lo que no conocen. Incluso piden lo que no existe. Los mismos humanos que minan sus suelos y después olvidan donde han de pasar para no estallar.
Y va con 10 monedas y un billete en los bolsillos. Lo sabe. No hace falta buscar entre las pertenencias, ni una billetera preocupada, acompañada de identificación con foto y los recuerdos de años mozos. Poco dinero no es libertad, sólo lo justo para saltar en los charcos y mojarse hasta la cintura, sin meditar. Lo necesario para capturar imágenes vivas, colocarlas en un espacio de película y como se conceptúa, robarse el alma de los que miran directo al flash. El alma.
-Que reflexivo y estúpido que se vuelve el andar de pronto si uno se suelta de la somnolencia. Se dice a si mismo.
-Melancólica condición, aquella de que uno vale por las monedas que trae.
…
Presta atención a su entorno. Más andares. La gente con su supuesta madurez. Se presumen a si mismos como un tesoro invaluable. Pisan el suelo como si los llevaran nubes en el aire, sin temer caer y a la vez, Ícaro les parece un perdedor. Sobrases. Personas que sin saber, pisotean gigantes dormidos, en cualquier momento serán pisoteados de igual forma, gigantes que ellos mismos guardan en su interior, inseguridad, miedo, confusión. Y aun así, osan hablar de amor, sentimientos y mundos multicolores. De felicidad y tiempos amargos que creen que no volverán.
Empero volverán, a sus casas, con escaleras carcomidas por el olvido. Estancias ya marchitas por la impaciencia. Fotografías viejas y llenas de miedo. Sucias sillas con marcas de llanto. La chimenea cayéndose a pedazos e invadida por dolores indefinidos. Y el balcón que da vértigo por la incertidumbre. Cuan triste si ni acaso se tiene un balcón.
Joven andante. Recorre sus imágenes capturadas y su música Se arrastra por el mundo inconexo y patético de los lamentos. Pasa por su propio mundo de lamentos infundados y patéticos en su instancia. En su habitación de luz roja, desmejorada y no obstante, funcional como ornamento del universo. Los recopila cuando recopila los del mundo y las dimensiones alternas. Sin una razón aparente, o tal vez sí, el tratar de crear un patrón de medida. Se adhiere a la pared como insecto y desde ahí se asoma a la calle, y tampoco tiene balcón, y desea una terraza, pero no le pide a lo inexistente, ni pierde el orgullo de rodillas ante la nada. Al contrario, se deja caer en lo poético y evita pedir lo que ya tiene y perder lo que nunca fue suyo. Se lamenta en silencio, se aburre de eso y de todo. Lleva a la evolución su sensación, o lo intenta. Pensando en que salió mal, o si vale la pena al menos pensar en intentar. Recreando, lo que antes fue. Haciendo un nudo de todos esos lamentos e imágenes atrapadas. Destapando su filosofía y encuadrando la estructura de la mente. Y con la almohada apaga lo que queda de ilusión (abandonada). Después va, y lo escribe.
V.
Yazco sin amante
Sé que te vives bien
Me cultivo para tu tacto
Amorarte
Cómo me sentiría hoy, por la tarde y de noche compartiendo las melodías de tus ronroneos.
Pienso en que necesito que me des una ojeada entre estos espacios que separan,
Tu Lo.
Homenaje a Almirante.
Pienso en tu sexo de
finales de abril y principios de mayo.
La suavidad, la espuma
de tu verga-mar
en oleada,
azotando rabiosamente
en mi pelvis de costa y faro.
Soy tu playa,
pero también soy tu orfandad,
tu continente, tu amputación.
Pero no.
Yo soy tu tigre
Después de todo -pero después de todo-
sólo se trata de acostarse juntos,
se trata de la carne,
de los cuerpos desnudos,
lámpara de la muerte en el mundo.
Gloria degollada, sobreviviente
del tiempo sordomudo,
mezquina paga de los que mueren juntos.
A la miseria del placer, eternidad,
condenaste la búsqueda, al injusto
fracaso encadenaste sed,
clavaste el corazón a un muro.
Se trata de mi cuerpo al que bendigo,
contra el que lucho,
el que ha de darme todo
en un silencio robusto
y el que se muere y mata a menudo.
Soledad, márcame con tu pie desnudo,
aprieta mi corazón como las uvas
y lléname la boca con su licor maduro.
No me encuentro.
Cuando te estas empezando a sentir cómodo viene con esa sonrisa torcida a jalarte el tapete en el que estas parado para hacerte ver que todo lo que mirabas desde arriba ahora lo estas mirando de lado porque tu estas tirado.
Ah! pero que risa le debe causar al ojo ajeno, esa imagen de ti tratando de comprender en qué momento llegaste a este estado tan vergonzoso con la falda en el pecho y la ropa interior al aire, confundido y difuso sin captar por completo que toda esta reacción ha sido causada y acumulada desde el tiempo atras en el que bajabas la vista para buscar el delineador y alguien se estampaba contra ti.
Si creias que la vida no te había dejado un rasguño o una ligera señal del acontesimiento, estas mal... no podías estar más equivocado.
Hay cosas que están "marcadas" por así decirlo de alguna manera. Marcadas para ocurrir y es cuando debes pensar en cómo salir de la situación de manera airosa y sin provocar ahora tú un mayor accidente que el que te llevo ya al piso.
Así que levantate y sonrie, dale gracias a la vida por no hacerte pasar por algo mas horrible.
Mira de reojo a tu amante, que tiene cara de aturdido, asombrado y conmovido. Besalo y recuerdale sin mas necesidades y motivos, que siempre es un buen día para no dejarse vencer por las adversidades ajenas e incontrolables, por las inumerables fuerzas de la naturaleza humana o del planeta y que si te alarga su mano para ayudarte a levantar, siempre estaras orgulloso de tener un compañero del cual asirte del brazo.
(Desvarios nocturnos)
TonatzinH
Arena.
Hacia el final de mis tiempos tendí la mano al mundo. A ciegas encontré un tramo de lo que alguna vez fue y era un puño de arena. Nunca antes había llorado como lloré aquella noche. Esa fría arena habría sido la mejor respuesta para todas mis añejas preguntas. ¿Acaso merezco tan tibia muerte? No rompí la línea de la subordinación cuando la esperanza aún tenía carne y vestido. Me he necesitado tanto, la sed por mí ha crecido y el colapso del tiempo se ha postrado como la única figura en mis dunas, resumen de mis extintos mares.
La Forma.
Cuando despertó, su mirada tranquilizaba mi instinto, como la madre al recién nacido.
... .: :. ...
Mis amigos tienen sexo.
Reversible
Las cosas se han salido de control: primero piensas en un rumbo e intentas seguirlo; te aferras a la idea y cuando menos te lo esperas, la situación que se presenta, sin avisar, te abofetea tan sonoramente, que sólo eres capaz de escuchar el eco por un largo rato.
Se te durmieron las puntas de los dedos y los labios, y aún así, puedes ver en la oscuridad el fuego que producen tus caricias, tanto como las llamaradas de tus besos. No te importa si es de día o de noche; si hace calor, frío o llueve, pero extrañamente observas con atención las partículas de polvo que flotan a un ritmo lento dentro de un rayo de luz y crees, de verdad, que cada gota de agua que compone este aguacero, viajó un sinfín de kilómetros sólo para convertirse en la sábana perfecta: la que atempera los cuerpos apenas rozando.
Cualquier malestar desaparece mientras experimentas las subidas y bajadas de la montaña rusa en la que te acabas de montar, donde los vértigos sólo conducen al placer y culminan con los mejores aterrizajes flotantes. Te cuesta un trabajo enorme darte cuenta de que no duermes y no estás soñando, porque los espacios, los objetos y las personas a tu alrededor se mueven a velocidades difíciles de descifrar. El hambre, la sed, el cansancio y el dolor se acomodaron en un rincón de tu mente donde reposan plácidos, sin hacerse presentes.
Los sonidos cobran de pronto una importancia inusitada: alcanzas a percibir todas las superposiciones auditivas del ambiente; del ruido, de las voces, de los secretos al oído, de las risitas suaves, de las respiraciones aceleradas, de la guturalidad profunda, de dos lenguas que se exploran, de las palmas de las manos cuando se encuentran con la ropa o la piel, del crujir de los muebles o el cabello cuando se revuelve.
El mareo es tal que llega un punto donde no sientes el suelo que te detiene, y tus reacciones son tan torpes como gráciles: recuerdas cuando te animaste a aprender a volar. Arriba es abajo; cerrar los ojos es abrir el adentro y el afuera al mismo tiempo: como relámpagos distingues luces de los colores que jamás vas a poder poner en un papel.
El silencio te sabe delicioso: espacio amplio donde felizmente se alborotan en remolino todos tus pensamientos…pero la fuerza centrífuga provoca que a veces las palabras salgan como torrentes anárquicos. Algunas de ellas no son capaces de ver su propio filo y desgarran, hieren o simplemente despiertan miedos olvidados. Es casi imposible medir el impacto que van a causar, pero aún así, no te arrepientes de la ruta que tomaron para salir de tu boca, haciendo la escala obligatoria en el corazón primero, y en el resto de las vísceras después.
Así que, cuando llegaste en piloto automático a tu cama pensando que ibas a dormir, descubres que esas pequeñas palabritas se empiezan a asentar en los bordes ásperos de la razón y encajan perfectamente en la lógica de las relaciones humanas: no tienen sentido, no llevan a ningún lado, no puede ser que se hayan salido de aquella espiral vertiginosa; para qué lo hiciste, arruinaste el momento, eso nunca se debe decir tan pronto, probablemente constituyen una mentira…..etc.
Ahí es cuando empieza el proceso de volver a la normalidad, cuando poco a poco el adentro que estaba afuera, lentamente se enrosca en sí mismo hasta esconderse otra vez: arde, molesta, inquieta y causa escalofríos mezclados con el máximo desazón y un poco de tristeza.
A la vista de todos, el adentro desapareció y, aunque obviamente tú sabes de su existencia (que es la tuya), la vida misma se va a encargar de ir equilibrando fuerzas entre lo visible y lo invisible. Mientras, violentamente, da paso a las demás preguntas que van a taladrar tu ánimo por un tiempo: somos reversibles, pero cuántos; quiénes; cómo y cuándo son capaces de desdoblarse, aunque sea un segundo, para brindar sin reservas absolutamente todo lo que los conforma?
Mar Austral
Los mares de arena nos someten a las vejaciones propias de los viajantes. Largas distancias hemos sufrido, no las suficientes. La razón tuvo su época y las épocas ligeras para el viento han sido, como los ídolos que hemos visto, muertos, a la orilla del camino. La obra de los hombres hemos pasado rumbo al Mar Austral, condenados por deseos, traicionados por las esperanzas.
Apenas hay comida, unas cuantas formas de vivir ya cocinadas y algunos litros del agua de la vanidad. A veces pienso en las estrellas, pienso en seguir su camino a través del cielo. No hay cuerpos, no hay estrellas. Navegamos con la gracia de nuestro violentado amor propio como aguardiente, a veces peor que la plaga que constriñe nuestras uñas sobre la piel.
No hay gloria en esto, en su disciplina por las cosas las aves nos han abandonado. La tormenta se reúne, otro día para vivir la muerte. De todas las artes creadas por los hombres vivir mal es la única superviviente.
Mi cuento vaquero.
Good God’s rain is crashing on my window.
Ordinary tiredness has trapped me again,
I remember those lonely eyes:
Those lonely eyes of yours, I remember.
I fall asleep in the middle of a new born ocean.
-Keep facing you were in love with her-
That last time I didn’t want to leave, but…I felt defeated.
I understood my error by looking at her profoundly.
I never had a chance, right?
Even so, will I see you again, cowboy?
-Sweet fate! We share these pending tears- I crooned.
I can’t be repaired; these tears had rolled over generations.
“Invisible teardrops, a brave posture, unsatisfied love, and…
...an old fashioned cowboy look, that’s all I needed and all I gave you” He says.
This black room preserves past conversations,
Love declarations, fierce discussions…
It's just another night at home, but darker than ever.
“The darkest night of our lives, papa” I murmur, finally awoke.
(No response)
I leave now papa’s empty room. Doesn't fit me anymore.
Invisible teardrops, a brave posture, unsatisfied love and